INT / CAFETERIA /
MAÑANA
La
cafetería, iluminada por los rayos de luz que entran a primera hora de la
mañana, cuenta con tres mesitas con cuatro sillas cada una, una barra
acompañada de cinco taburetes y una máquina de tabaco, al fondo a la derecha se
ven dos puertas, una con un aseo dibujado y otra con una señal de “prohibido
pasar”. De fondo suena la radio con una canción alegre y en una de las paredes
vemos una tele encendida pero con la voz
muy bajita, de forma que solo se oye la radio. Las paredes son moradas, a
excepción de una de ellas que tiene un mural artístico pintado que ocupa toda
la pared. La cafetería está aún vacía, pero oímos ruidos procedentes del
almacén.
Vemos
a Zaida, una muchacha de unos 25 años de edad, morena, alta e increíblemente
atractiva, arrastrando cuatro cajas apiladas llenas de botellas de refresco. La
joven está haciendo un sobreesfuerzo ya que no puede con las cajas. Las mueve
del almacén a la barra y comienza a vaciar las cajas y colocar las botellas en
la nevera detrás del mostrador. En este momento Zaida esta como ausente,
pensando en sus cosas y guardando las botellas de forma automática, mirando el
reloj que hay colgado en la pared que marca las 8:45. Aún. Tiene cara de sueño
y está pensando que aún le quedan más de siete horas de jornada.
Pasada
una media hora sigue sin haber nadie en la cafetería, Zaida ha acabado sus
tareas de preparación, su jefe no ha llegado todavía y ella está sentada en un
taburete, aburrida, apoyada en la barra y haciendo zapping en la televisión.
Vuelve a mirar el reloj y se queda pensando en la monotonía de su día a día.
Empieza a frustrarse y sentirse desanimada.
A
las 12:10 Zaida sólo ha servido dos cafés y un par de tostadas a una mesa en
toda la mañana, y es entonces cuando aparece su jefe por la puerta, un hombre
de unos 40 años que lo único que hace es meterse en su despacho, que está
dentro del almacén, y jugar al ordenador. Cada vez que Zaida ve este
comportamiento aprieta los dientes, cierra los puños de rabia y se siente
impotente, sobre todo si piensa que lleva 6 meses sin cobrar porque su jefe no
hace nada por conseguir dinero. Esta vez Zaida no puede resistirse y a las
12:25 de esa misma mañana se planta en el despacho de su jefe, se quita el
delantal, se lo tira sobre el estudio y se marcha dejando su trabajo. Estaba
harta de trabajar por nada. Zaida, había decidido cambiar su vida. Ahora solo
se ve una cafetería vacía con música alegre de fondo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario